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7 de diciembre de 2008

Consumir o no consumir, esa es la cuestión

La receta ya está en la calle, en la boca de todos: " Consumir". Gastemos esos pocos euros que nos ha dejado en el bolsillo el vertiginoso incremento de precios que, si bien está volviendo a sus valores normales, hemos venido sufriendo en el último año. Una llamada a la solidaridad, no ahorres, consume, ayuda a poner en marcha la economía española.

Pues ahí que voy, a consumir. No tengo ahorros pero tengo una VISA que me quema en el bolsillo, y eso que soy bastante prudente en el consumo, siempre lo he sido. Cojo mi coche y me acerco al centro comercial más próximo, a consumir. El objeto final de la compra es lo de menos. Solidaridad, relanzamiento de nuestra economia.

Me gusta hacer deporte, lo hago habitualmente, así que decido renovar mi calzado deportivo. Las ofertas que me encuentro me dejan de hielo. Zapatillas pijas que costaban más de 100 €, las encuentro ahora por menos de la mitad, y las rebajas aún no han llegado todavía. Eso si made in China, Vietnam, Corea. Primer intento fallido.

Decido entonces comprar algo de ropa. Made in Turkey, Made in Morocco, Made in India... algo made in Spain? Algo hay, pero un porcentaje pequeñísimo.

Otra opción, renovar la tecnología. El portátil que utilizo habitualmente tiene muchos kilometros y no me vendrá mal cambiarlo. ¿ sabes donde están fabricados los equipos que encuentro en la estantería? Hecho una ojeada al resto de oferta del establecimiento, pese a no tener ningún interés en comprar equipamiento audiovisual, y veo igualmente la nula presencia de productos fabricados en España.

Artículos de decoración, muebles, textil hogar, juguetes, calzado. La globalización ha llenado nuestros comercios de productos importados que han desplazado nuestra producción, habitualmente de una calidad y precio superior, al rincón del olvido. ¿Y aún nos enfadamos cuandos se produce una deslocalización? Nuestra actitud como compradores es bastante insolidaria con nosotros mismos.

Así poco a poco veo que la única forma que tengo de consumir producto nacional es sentarme en el bar con mi maña y cruzarnos un par de bocatas, una coca cola - mierda, eso no es nuestro- un agua y un par de cafés.

No es mi caso, pero estoy convencido que muchos consumidores necesitan el producto español por excelencia, un piso. Un lugar donde vivir. Pero dudo mucho que el consumidor medio tenga recursos para plantearse la adquisición hoy en día de un bien inmueble, al menos con fondos propios. El euribor sigue cayendo, y le queda mucho por bajar, y esto va haciendo menos pesada la losa de la hipoteca que tenemos muchos de nosotros. Pero la financiación, aunque a medio plazo alcanzará un precio razonable, es el fantasma ausente en toda esta película.

Otra vez los bancos. Espero que el dia 11 en la segunda subasta de fondos para la adquisición de activos financieros tenga un resultado más exitoso que la primera donde, casi el 50% de los fondos se quedaron sin adjudicar.

¿Un coche? Con lo mal que está la cosa en el sector, seguro que es una gran ayuda si adelanto el cambio de vehículo. Coño, ¿y quien me lo financia? Además, el problema de este sector no es únicamente la caída de la venta de vehículos en el mercado doméstico. Un altísimo porcentaje de la producción está destinada al mercado europeo.

En fín, no me rindo, voy a consumir. Voy a consumir cultura, formación, salud, ocio, gastronomía, servicios en general que me aportan calidad de vida y en los que el importe que pague, se quedará, al menos en primera instancia, en nuestra economía.

Nunca me había planteado esta cuestión, y reconozco que me la planteo por que tengo una situación privilegiada. Tengo trabajo, mi mujer también, no tenemos hijos, tenemos una hipoteca más que asumible y ya queda muy poquito para terminar de pagar los coches. Una gran parte de la población está en una situación más difícil y tienen bastante con llegar a final de mes en lugar de rallarse con este tipo de historias como la que planteo en este post.

Pues bien, yo pongo mi granito de arena, sin locuras, con prudencia y eso sí, con optimismo, que es lo principal en lo que debemos invertir todos. Servirá de mucho o de poco, pero me niego a quedarme con los brazos cruzados esperando a que la solución venga únicamente de los causantes de esta situación. Ellos siguen pensando solamente en su culo.

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