Con toda la confusión que se está produciendo debido a la situación económica en Irlanda y la necesidad de un rescate financiero por parte de la Unión Europea, vuelven a surgir voces que predicen un contagio, en la economía española, de la situación de este país ante los mercados. Para evitarlo, tanto el gobernador del Banco de España como distintas personalidades políticas, de distinto signo, hablan de mantener el calendario de reformas previsto e incluso acelerar alguna de ellas.
La reforma de la que no se habla es "la gran reforma", la reforma del sistema financiero que los ciudadanos de a pie esperábamos en la primera reunión famosa del G20 y que poco a poco, cuyos planteamientos iniciales poco a poco se han ido diluyendo de un modo proporcional a la recuperación de los actores que causaron el ostión que nos hemos pegado, y han ido retomando sus posiciones en las estructuras de poder.
Visto lo visto, la única forma de cambiar esto, de conseguir ese cambio, va a ser provocar una revolución ciudadana, que pase por hacer caer a los bancos y que se cree de este modo un nuevo paradigma, que irá más allá de lo meramente económico e incluirá nuevos conceptos sociales, en el que el poder vuelva a los ciudadanos y las estructuras financieras sean "justas".
Para ello, nada más sencillo que seguir a Cantona y sacar el dinero de los bancos. El pasado 7 de septiembre ya lo planteo algún que otro iluminado.
Pero no sabe jugar a futbol
