La legalidad o no del aborto es un debate ya superado, hace mucho tiempo, y sobre en cual no debemos volver ya que esto supondría un retroceso a las conquistas de derechos que los ciudadanos de la sociedad actual hemos conseguido a lo largo de la historia.
El debate hoy es otro, y lo mejor que podemos hacer frente a las organizaciones que intentan hacernos retroceder en este sentido es ignorarlos. Pero cuando te tocan tanto las pelotas... llega un momento que no puedes aguantar más y saltas. Por desgracia, gran parte de nuestra sociedad no es aún lo suficientemente madura como para pasar la página en este tema y seguir avanzando, y se convierte así en una masa maleable, utilizada para atacar el derecho que tenemos los demás a elegir nuestra forma de vida.
Es necesario reformar la ley del aborto para proteger de un modo claro los derechos de la mujer ya que la ley anterior, con el paso del tiempo, no lo hace con la amplitud necesaria en la sociedad moderna en la que vivimos. Pero creo que no debe quedarse ahí. La ley del aborto debe ir acompañada de la reforma de otras leyes que consigan que el número de abortos disminuya lo máximo posible.
Esto se consigue, por un lado, mediante una educación adecuada en la que consigamos que el aborto no se vea como un método anticonceptivo sino como una solución última que evite problemas mayores. Me aterra conocer el número de mujeres que han abortado en más de una ocasión, no por motivos de salud sino simplemente por falta de previsión en sus relaciones sexuales.
Adicionalmente debemos agilizar el sistema de adopciones nacionales. Son muchas las parejas en nuestro país interesadas en adoptar un niño o niña, y que ante lo largo – de 8 a 10 años- y complicado del proceso acaban acudiendo a las adopciones internacionales, en las que el dinero acorta los plazos.
Un sistema de adopción ágil y la posibilidad de dar en adopción a un niño o niña que aún no haya nacido, facilitaría a muchas mujeres la posibilidad de seguir adelante con su embarazo, si así lo desean, con la tranquilidad de que su vida futura no se verá afectada por el hecho de haber quedado en estado. Estoy convencido que muchas parejas y madres se acogerían a este esquema. Seguro que hay miles de problemas, de obstáculos que salvar, de situaciones complicadas que surgirán con este sistema, pero, ¿por qué no buscar una solución y llevarlo adelante?
Propongo una campaña para defender la vida, la vida libre, defenderla de los ataques de la Iglesia y sus acólitos más radicales y sumisos, incapaces de aceptar que no pensemos como ellos. Una campaña que aporte algo más que protestas y abra los ojos ante una situación que merece ser legislada de un modo acorde a los tiempos en los que vivimos. Dejemos de ignorar y demos un paso más.
En el mundo virtual ya puedes expresar esto a través de la iniciativa de las linces, y en el mundo físico un lacito púrpura....
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