Habitualmente, cuando uno escribe, suele hacerlo para quejarse. Es lo que tiene. Mira, nos hicieron así. Muchas veces reflexiono sobre esto e intento aportar ideas, iniciativas, optimismo a mis post. No siempre lo consigo, por supuesto, y más últimamente que me sabe hasta mal escribir en positivo para no ser tachado de nada extraño.
El caso es que cuando me ocurre alguna situación que se preste a la queja, mis dedos empiezan a temblar, mi cabeza a hervir y mis ojos no dejan de dar vueltas buscando el ordenador para atraparlo y volcar sobre él todo un rio de criticas y quejas.
Pero en uno de esos giros oculares, suelo topar con algo que me recuerde a Carlota o a su madre, las principales alegrias de mivida. Entonces se me olvida todo, se me calma el ánimo y el comentario de turno se desvanece.
En fin, voy a no quejarme más, a volver al optimismo, al optimismo activista. A este tipo de optimismo se refirió hace días el presidente de telefónica - en este punto dejo a un lado mi opinión sobre su ética y me centro en su comentario - diciendo: Somos optimistas activistas por que sabemos lo que hay que hacer, y vamos a hacerlo.
El optimismo pasivo no cabe hoy en nuestro entrono y pasar a la acción, es algo que solamente podemos decidir cada uno de nosotros.
1 comentario:
nano, nunca he logrado conseguir incluir un comentario, a ver si hoy si es posible sino, pues te pongo un mail. gracias, nosotros también os queremos y echamos de menos.
un abrazo, mateo y familia
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