Hace ya casi 10 años que fundé mi empresa, pequeñita pero... va funcionando, vamos haciendo cosas y crecemos. Crecemos. El camino no ha sido sencillo, sobre todo cuando todo nació únicamente de una idea. A lo largo de todo este tiempo, yo y mis socios, hemos vivido situaciones difíciles, muy complicadas. En ocasiones por errores propios y otras por factores externos.
El secreto para salir adelante y superar estas situaciones, ha tenido varios ingredientes, dependiendo de la magnitud y la naturaleza del problema que hayamos tenido. Siempre ha habido un ingrediente común, necesario, aunque no suficiente. Una actitud positiva frente a él.
A veces, ese problema no existe, solamente sale de la mente de alguno de nosotros, y en función de su capacidad para convencer a los demás implicados, llega a convertirse en algo real. Pero al final... actitud positiva, y situación salvado.
Exista o no el problema, la actitud positiva hace que las cosas sigan en su sitio. Para actuar de este modo hay un principio básico: mi interés por el buen funcionamiento de mi empresa está por encima de mis intereses personales.
Si ante cualquier indicio, cierto o no, de una situación delicada, me hubiese dedicado a meter mierda ( hablando claro ), con toda seguridad que esta, hipotética situación, habría ido a peor.
Por suerte, todos estamos más interesado en el buen funcionamiento de la empresa que en nuestras aspiraciones personales.
Lástima que esto no sea general. Algunos preferirían hundir la empresa, con tal de quedársela para ellos a un precio más bajo.
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