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22 de enero de 2009

¿ A donde queremos ir?

Recuerdo, allá por los 80, ese temazo de siniestro total que rezaba: “¿Quiénes somos de donde venimos y a donde vamos?” En aquel entonces entre la cerveza que corría por el interior de tu cuerpo y el sudor que lubricaba tu piel, realmente no te parabas a pensar en lo profundo de la cuestión.

Pero hoy, unos cuantos añitos después, con un poco menos de pelo y algo más de cordura, a veces te entra la vena filosofal y te planteas cuestiones profundas como la de siniestro y reflexionas sobre ellas de un modo serio. La verdad es que cuando te enganchas al vicio de la reflexión al final cuestionas todo lo que te rodea, todo lo que lees, ves y escuchas. Es muy entretenido y motivante si consigues mantener controlado y ponderar en tu carácter el efecto que esas reflexiónes provocan en él. Resumiendo, si no te agobias.

Es como cuando fumas, ya me entiendes. Situaciones irritantes y preocupantes que, a priori, te sacan de tus casillas, que te encienden y te irritan al no encontrar la forma de hacerlas cambiar, con la guarnición adecuada, se transforman en elementos cómicos con los que te puedes reír un buen rato. Y al final, todo sigue igual, te amargues o te rías.

Reflexionar en la justa medida no es dañino. Es más, es bueno y estimulante.

Estos días le doy vueltas a la insostenibilidad del modo de vida que tenemos en occidente. Insostenibilidad demostrada por la situación a la que hemos llegado fruto del liberalismo económico promulgado por los líderes políticos, de la irresponsabilidad de los responsables, de la avaricia de los pudientes. Entre otros factores más, claro.

Lo más grave de todo esto, es que los que realmente sufren el caos que han provocado los individuos – y las individuas, aquí hay para todos- mencionados anteriormente, son las clases medias y las más humildes. Gente que lo único que ha hecho ha sido creer en la capacidad y en los principios de otros. En líneas generales ya tenemos el quienes somos y el de donde venimos.

¿A dónde vamos? Desde luego no a donde deberíamos ir. Los líderes políticos que tenemos son los mismos antes y durante esta crisis. Personalmente no confío en la capacidad de la mayoría de ellos para redirigir, ya no la economía, sino la sociedad. Necesitamos una sociedad culta, bien formada, con criterio propio y capaz. Que no se lo crea todo, que cuestione muchas cosas, que consuma más libros y menos telebasura.

Para construir un edificio sólido son necesarios unos cimientos sólidos, y una sociedad sólida es una sociedad culta, con criterio e inmune a la manipulación. Es tarea de todos construir esa sociedad, y no esperar a que otros lo hagan. A la mayoría de los que podrían hacerlo, no les interesa.


5 comentarios:

Isabel dijo...

Chico!, a ti el sudor te LUBRICABA la piel, la mía simplemente se moja, mírate eso maño!

Unknown dijo...

Maña, es que lo vivía muy intensamente

Anónimo dijo...

Con mucha razón comentaba hace poco Leopoldo Abadía (http://www.leopoldoabadia.blogspot.com), que ha publicado recientemente su famosa exposición en su blog de la crisis NINJA. Este ex-profesor del IESE decía un poco ya cabreado: "todo esto ha ocurrido, en parte, porque en estos tiempos han habido miles de sinvergüenzas y millones de estúpidos".

En parte así ha sido por muy duro que parezca. Empecemos a curar la estupidez.

Anónimo dijo...

Sociedad culta y madura. Eso es contra lo que los dirigentes que han producido esta crisis luchan. Por eso se invierte tanto en armamento y tan poco en educación. Pero es gracioso, dicen que con la crisis la lectura ha aumentado... porque el ocio más barato es ir a una biblioteca.

Sirena Varada dijo...

¿Una sociedad culta y madura? No, no interesa, una sociedad así sería una sociedad libre ¿ Y qué sería entonces de los políticos, los gobernantes y sus discuros vacuos?

¿A donde queremos ir si no vamos a ninguna parte?

Saludos y lamento pesimismo

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