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22 de marzo de 2009

Un lacito purpura

La legalidad o no del aborto es un debate ya superado, hace mucho tiempo, y sobre en cual no debemos volver ya que esto supondría un retroceso a las conquistas de derechos que los ciudadanos de la sociedad actual hemos conseguido a lo largo de la historia.

El debate hoy es otro, y lo mejor que podemos hacer frente a las organizaciones que intentan hacernos retroceder en este sentido es ignorarlos. Pero cuando te tocan tanto las pelotas... llega un momento que no puedes aguantar más y saltas. Por desgracia, gran parte de nuestra sociedad no es aún lo suficientemente madura como para pasar la página en este tema y seguir avanzando, y se convierte así en una masa maleable, utilizada para atacar el derecho que tenemos los demás a elegir nuestra forma de vida.

Es necesario reformar la ley del aborto para proteger de un modo claro los derechos de la mujer ya que la ley anterior, con el paso del tiempo, no lo hace con la amplitud necesaria en la sociedad moderna en la que vivimos. Pero creo que no debe quedarse ahí. La ley del aborto debe ir acompañada de la reforma de otras leyes que consigan que el número de abortos disminuya lo máximo posible.

Esto se consigue, por un lado, mediante una educación adecuada en la que consigamos que el aborto no se vea como un método anticonceptivo sino como una solución última que evite problemas mayores. Me aterra conocer el número de mujeres que han abortado en más de una ocasión, no por motivos de salud sino simplemente por falta de previsión en sus relaciones sexuales.

Adicionalmente debemos agilizar el sistema de adopciones nacionales. Son muchas las parejas en nuestro país interesadas en adoptar un niño o niña, y que ante lo largo – de 8 a 10 años- y complicado del proceso acaban acudiendo a las adopciones internacionales, en las que el dinero acorta los plazos.

Un sistema de adopción ágil y la posibilidad de dar en adopción a un niño o niña que aún no haya nacido, facilitaría a muchas mujeres la posibilidad de seguir adelante con su embarazo, si así lo desean, con la tranquilidad de que su vida futura no se verá afectada por el hecho de haber quedado en estado. Estoy convencido que muchas parejas y madres se acogerían a este esquema. Seguro que hay miles de problemas, de obstáculos que salvar, de situaciones complicadas que surgirán con este sistema, pero, ¿por qué no buscar una solución y llevarlo adelante?

Propongo una campaña para defender la vida, la vida libre, defenderla de los ataques de la Iglesia y sus acólitos más radicales y sumisos, incapaces de aceptar que no pensemos como ellos. Una campaña que aporte algo más que protestas y abra los ojos ante una situación que merece ser legislada de un modo acorde a los tiempos en los que vivimos. Dejemos de ignorar y demos un paso más.

En el mundo virtual ya puedes expresar esto a través de la iniciativa de las linces, y en el mundo físico un lacito púrpura....

18 de marzo de 2009

Tod@s somos las linces

Pensar es libre, por suerte, pese a que aún hay a quien le jode. Y cada uno piensa como quiere, y los demás, respetamos lo que piensan. Eso no implica que, cuando sientas que los pensamientos e ideas que promueven grupos o personas que no están en tu misma longitud de onda pueden afectar a tus principios, te tengas que quedar de brazos cruzados.

Eso mismo es lo que está sucediendo en estos momentos con la campaña de los obispos, que no de todos los católicos, intentando hacernos volver a un debate ya pasado sobre el aborto en nuestro país. Ellos se gastan la pela que les cae del IRPF de sus seguidores, en promover una moral con la que no concuerdan muchos de los mismos que les dan estos fondos -espero que alguno tome nota- y los que no pensamos así, y lo único que tenemos para exponer nuestra forma de pensar es una actitud proactiva, usamos el quinto poder para demostrarles que el pensamiento único y el proceso de agachar las orejas frente a lo que no crees correcto, son historia.

Conoce de primera mano las opiniones de muchos ciudadanos que optan por una ley reguladora de la interrupción del embarazo que proteja los derechos de las mujeres y nos equipare al resto de países europeos -esto último son palabras de otros que pongo en mi boca, no me gusta hacerlo así pero es la mejor forma de expresarlo que he encontrado-, visita laslinces.blogspot.com y enterate de como pensamos muchos.

Si te sientes identificado... apoyanos

9 de marzo de 2009

Crisis de lealtad

Hoy cuando he escuchado a la fundación de las cajas de ahorros , FUNCAS, vaticinar un aumento del paro hasta los cuatro millones y medio durante este año, una caída de la economía española de un 3% y no se cuantos augurios negros más, primero se me ha caído, una vez más, el ánimo al suelo. ¿ Para que narices estamos trabajando y luchando por mantenernos a flote si al final todo es negro, oscuro, desastroso? Por suerte, esas gilipolleces conmigo no van y dos segundos después estaba de nuevo en mi sitio.

Pensemos. Si las cajas de ahorro dicen esto, ¿por qué será? ¿Que interés pueden tener en que los trabajadores se asusten? Al más desfavorecido, que ya ha perdido su empleo, en cierto modo se la trae floja. Su preocupación es otra, comer que coman los suyos y que pasen este trance del modo menos doloroso. ¿ Y los que aún tienen empleo? Quizás, en un acto honorable de preocupación por el bien de los españoles, y para evitar que caigan en la tentación del consumo, las cajas nos cuentan la verdad, nos muestran lo negro del futuro próximo, por si todavía hay alguien que no se ha enterado y se le ocurre gastar algo más que el precio de la subsistencia, ya que, por lo visto no tenemos derecho a nada más.

Yo no lo veo así. Sinceramente, las cajas de ahorro has desplegado toda una batería de fantásticas ofertas, rentabilidad a corto, locura de beneficios y demás extraordinarias dádivas que nos empujan a poner nuestro dinero en sus manos. Pero esto no es suficiente, no consiguen captar el volumen de fondos necesario para hacer frente las obligaciones que han contraído en los últimos años, en esa época de locura inmobiliaria donde los puros se encendían con billetes de 500 euros, y que ahora amenazan con mostrar la realidad de su gestión.

El impulso final es acojonar, asustar al que todavía tienes sus ingresos intactos, para que, ante lo apocalíptico de las predicciones, decida poner el dinero que habitualmente se destina al consumo de cosas “superfluas”, en los bolsillos de las cajas. Pan para hoy, hambre para mañana. Por lo visto aquí cada uno busca cuidar su trasero, y a los demás que los zurzan. Si con esta actitud las cajas, o mejor dicho lo político-empresarios que las dirigen, salvan su culo, los demás no importan. El objetivo de esa atracción de activos, visto lo visto, no es la concesión de créditos para colaborar en la reactivación de la economía.

Esta crisis a pasado de ser una crisis financiera a económica, de económica a crisis de confianza y hoy es, ante todo, una crisis de lealtad. Lealtad hacia los ciudadanos.

1 de marzo de 2009

Los otros

Soy ciudadano de la Comunidad Valenciana, valenciano. No ocultaré que soy una persona de izquierdas pero eso si, soy de los otros. De los que aceptan diferentes formas de pensar y asumen la decisión de la mayoría de la población, sin rencores, sin odios y de un modo, me enorgullezco de decirlo, completamente democrático.

El pasado sábado sentí vergüenza, vergüenza de lo que nuestros gobernantes piensan de nosotros. Me explico. Los informativos de Canal 9, que por principios ignoro, comienzan unos minutos antes que los del resto de cadenas, y en un lapsus mental, mientras esperaba que comenzasen los, digamos, serios, me di una vuelta por Canal 9.

En un reportaje sobre la jornada de reflexión de las elecciones en Galicia y el País Vasco, pude ver como nos informan a los ciudadanos de la Comunidad Valenciana. Me dio asco, repugnancia y me hizo reflexionar y mucho. Llevo todo el fin de semana jodido, pensando en donde estoy viviendo y me di cuenta, para mi tranquilidad que soy de los otros.

De los que no creen que la mentira y la descalificación del oponente sea una estrategia política aceptable. De los que no creen que todos los males de nuestra comunidad sean producto de un supuesto castigo impuesto por el gobierno central sino de la incompetencia de los gobernantes regionales. De los que oyen hablar a Ricardo Costa, secretario general del PP en la Comunidad Valenciana, y le entran nauseas por la falta de respeto al oponente y por su legua bífida llena de mentiras y argumentos construidos en base a falsedades.

De los que creen que antes de invertir en la enseñanza del chino mandarín, última propuesta del gobierno de la Comunidad, hay que garantizar una educación pública, gratuita y de calidad a todos nuestros hijos, cerrar los barracones, terminar con la concertación de los colegios de la iglesia y construir colegios. De los que creen que la enseñanza del inglés es necesario y no una barrera para impedir que nuestros hijos se eduquen en valores democráticos y conseguir así que lo sigan haciendo en la moral católica, que respeto pero no comparto.

De los que han visto como sube el coste de la vida en Valencia, y supongo que en toda la comunidad, y los salarios se han quedado igual que antes de la Copa América, Formula 1 y demás grandes eventos. De lo que creen en la igualdad de oportunidades basadas en la competencia de las empresas y las personas y no en sus relaciones amistosas o familiares con el poder. De los que quieren soluciones y mejoras en la calidad de vida de los Valencianos, Castellonenses y Alicantinos antes de invertir ingentes cantidades de dinero en grandes fastos.

De los que esperan que el sector inmobiliario no vuelva a ser nunca lo que ha sido estos últimos años y seamos capaces de construir entre todos, basándonos en actividades de un alto valor añadido, que requieren formación, una economía que cree riqueza para todos y no para unos pocos. De los que no tienen miedo de esa formación, aunque de criterio y facilite que los ciudadanos piensen por si mismos, vean lo que ven en Canal 9, escuchen lo que escuchen en Radio 9. De los que les gustaría poder informarse sobre lo que pasa en su Comunidad Autónoma, sin sentir vergüenza por lo que escucha y ve.

Soy de los otros, de los que no se van a quedar sentados esperando a que alguien cambie esto. De los que creen que el cambio, está en nuestras manos.

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